viernes, 16 de septiembre de 2011

Frutos secos (y otros alimentos) que miden tu felicidad


¡Me los estoy pasando pipa! ¿Quién no ha dicho esto alguna vez? Pues mi niño es tan feliz que necesita expresiones superlativas para poder verbalizar lo bien que se lo pasa. Así usamos las siguientes, clasificadas por orden ascendente por su nivel de diversión:

  • Me lo paso almendra, mucho mejor que pipa, ¿dónde va a parar?
  • Me lo paso salchicha, que es la comida favorita de mi niño.
  • Me lo paso kétchup, la salsa más exquisita para condimentar cualquier plato y sinónimo de un nivel de felicidad desbordante
  • Me lo paso chuche… esto ¡ya es la leche! Lo más súper divertido del mundo, ¿qué digo? Del planeta…

Reconozco que esta broma familiar la inicie yo, pero mi hijo la remató el otro día añadiendo la máxima categoría con la gran delicatesen de las chuches.

martes, 13 de septiembre de 2011

El camino hacia el cole


El camino hacia el cole me estaba pareciendo más inquietante que el último paseo de un reo en el corredor de la muerte. Me temblaban las canillas a mí más que a mi niño. Los dos disimulábamos nuestro nerviosismo cual novios en su segunda cita - que es más seria que la primera y mucho más estresante: ¡cualquiera es tan ingenioso así en frío! sin el ánimo que da la adrenalina del deseo (y una copilla en la mano, claro). 

A mitad de camino mi niño se cansó de aquella farsa y me espetó alterado: - Mamá tú me habías dicho que yo iba a estar tranquilo, y yo no estoy tranquilo. Frente a ese perfecto análisis de sus emociones y esa capacidad crítica acerca de las afirmaciones gratuitas de su progenitora, que soy yo, sólo me quedó darle la razón y explicarle que me había equivocado y que lo normal es estar algo nervioso frente a una situación nueva, impredecible y desconocida.

Para compensar, a la salida del cole, sereno pero aún con cara de susto, mi niño me anuncia: -Mamá, te voy a decir una cosa: te quiero mucho.


Sí, es maravilloso, eso pensé yo.