viernes, 22 de enero de 2010

Mi hijo no es un mono de feria


"Mi hijo no es un mono de feria" – ahora comprendo estas sabías palabras pronunciadas por la insigne Belén Esteban – bueno, en realidad esta frase es de María José Campanario, pero, en mi opinión, queda mucho mejor citar a la Esteban que a la "mustia" de la Campanario.

Pues eso, que qué gran verdad resumida en sólo siete palabras.

Baila, canta, di papá, ahora mamá, y esto ¿qué es? ¿y cómo hace la vaca? Por dios, que estrés, si es que me pongo nerviosa sólo de pensarlo.

Así discurre cualquier reunión familiar de mi niño y el pobre, es tan simpático (esta afirmación no es simple amor de madre, la voy a demostrar en este mismo párrafo con algunos datos contrastables), que accede a todas la peticiones de su público de buen grado, paciente, sonriente, encantado de satisfacer a tíos, abuelos, primos cercanos y alguno lejano.

Confieso que, a veces, soy yo misma la que entro en la vorágine de peticiones, para hacer ver todas las cosas que sabe mi niño - ¿y dónde tiene mi niño la nariz? ¿y la cabeza? ¿y la mano? ¿y la oreja de mamá?… y cuando me doy cuenta pienso: ¿será mi niño el mono de feria que se ha escapado del circo de la Esteban?